jueves, 10 de enero de 2013

Se excitan con sólo mirar

 


Exhibir el cuerpo, o por lo menos una parte de él, es siempre un ejercicio terapéutico, una forma de comenzar a querernos.
Es un clásico que no falla, un diabólico juego basado en enseñar, insinuar y ocultar a la vez que fascina a los hombres. Porque en el hombre el sentido de la vista es muy poderoso: se excitan con sólo mirar. Para nosotras, sin embargo, lo más excitante es saber que captamos su atención y comprobar que controlamos sus emociones.
“La ropa interior provocativa en la mujer es un indicador de su disponibilidad sexual”, explica la sexóloga Pilar Cristóbal. De ahí que, según una reciente encuesta del CIS, para el 63% de los varones europeos la mujer debería llevar siempre ropa interior de encaje. Eso lo intuíamos.
Ellos adoran los corsés, que elevan el pecho y marcan la silueta. Y de nuevo la razón de este fenómeno nos la da Morris: “La cintura estrecha ha permanecido como símbolo de la virginidad en la mujer, un indicador de que está preparada para el sexo pero todavía no lo ha practicado. Esta condición tiene una atracción primitiva enorme”. Pero hay otra razón más morbosa pues, según el antropólogo inglés, el corsé, con toda su parafernalia de ligueros y medias, nos dota de una fuerte insinuación de pequeña tortura capaz de alimentar muchísimo el ego de cualquier hombre y, por tanto, potenciar su deseo. ¿Y su color fetiche? El preferido en la mayoría de las culturas occidentales el es el negro.
                                                        
                                                                 www.juliettespassion.com





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